Seis largos años han pasado desde el referéndum del Brexit… y que poco sabíamos de lo que se nos venía encima.
El único que parece ser que sabia perfectamente los problemas que estaban por llegar fue el culpable de este referéndum: David Cameron.
David Cameron no aguantó ni 24 horas y ofreció su cabeza en la primera oportunidad que tuvo. En su primera intervención tras conocer los resultados se lavó las manos y evitó de esta manera enfangarse en una tarea que aparte de ingrata le obligaría a liderar una salida de la Unión Europea, salida en la que nunca creyó.
«No creo que sea lo correcto que yo intente ser el capitán que guie a nuestro país hacia el nuevo destino» dijo en su despedida.
Cameron fue quien decidió ofrecer la posibilidad de un referéndum sobre la eventual salida de la Unión Europea al incluirlo en su programa electoral, y fue responsable de que un referéndum NO VINCULANTE al final fuera tratado como vinculante.
El referéndum y la preparación de las campañas, o mejor dicho de la campaña, ya que nunca se hizo un esfuerzo en convencer a la población de que la única opción valida era seguir en la UE, han sido llevadas ya al formato cinematográfico, y a pesar de todas las irregularidades, influencia de terceros países, o mentiras, nadie ha dimitido ni ha acabado en la cárcel.
Es el tiempo del “miente que algo queda”, Fake News, o el populismo ultraliberal dejando slogans falsos para cambiar el rumbo de un país y un continente sin ninguna consecuencia y con los medios colaborando con las elites económicas y financieras.
Es curioso que hagan caso a estas elites, y nuca a las elites intelectuales.
La emigración europea en Reino Unido fue durante mucho tiempo usada como moneda de cambio para amenazar en las negociaciones y Reino Unido mostró que sus emigrantes en Europa le preocupaban más bien poco
Los europeos fuimos rápidamente señalados y muchos amigos han retornado a sus países, o se han trasladado a otro país de la UE tras ver el cambio en el ambiente que se respiraba.
Una vez asumido el golpe, los ciudadanos europeos se agruparon en organizaciones como los 3 Millions o creando Consejos de Residentes que ayudaron a su vez a informar de todos los cambios y procedimientos necesarios para asegurar nuestra residencia en el país tras la salida de la UE.
Más unidos y más preparados hemos salido de este tiro en el pie autoinfligido, y las organizaciones que ya estaban creadas con anterioridad comenzamos a trabajar de manera más coordinada.
Los partidarios de seguir en la UE fuimos etiquetados como metemiedos y el termino snowflake (copo de nieve) también se hizo muy popular…pero hace ya mucho tiempo que no se escuchan.
No se escuchan tanto, ya que resulta que el guion que muchos predijimos se esta cumpliendo, y aquellos eslóganes de preescolar que usaban como aquel “la UE nos necesita a nosotros mas de lo que les necesitamos a ellos”, o “habrá cola de países esperando firmar tratados comerciales con nosotros” han probado que no eran mas que mentiras y falsas promesas que solo buscaban conseguir una independencia que en realidad se traduce en aislamiento y quemar puentes con los aliados tradicionales.
Los datos acerca del efecto que ha venido originado por el Brexit han sido difuminados por los efectos de la pandemia y a la COVID 19 se le han venido atribuyendo problemas que no le pertenecían.
El rebote económico post pandemia en Europa no se ha vivido con la misma intensidad en Reino Unido, y los problemas de desabastecimiento que vemos en Reino Unido no se han visto ni de cerca en el resto de Europa.
La arrogancia del viejo Imperio se da de bruces con las trabas que han impuesto a la emigración así como la falta de interés en llegar a un país en el que dependerás de visados y pasas a ser un ciudadano de segunda categoría.
El sistema de puntos en Australia no es aplicable en Europa ya que es más fácil ir a trabajar a Alemania, Irlanda o Italia, sin necesidad de pruebas de idioma, cualificación académica o un contrato antes de viajar.
Los cafés en Starbucks y los cuidados de sus mayores ahora han de hacerlos ciudadanos que ya estén en el país. Con una tasa de desempleo como la que tenemos y más de 1 millón trescientos mil puestos de trabajo sin ocupa, esta bola de nieve se hace cada vez más grande y el ministerio de Hacienda se estará tirando de los pelos al ver la cantidad de impuestos que se podrían estar recaudando y que no van a llegar debido a las condiciones que han impuesto a los trabajadores del exterior.
Se jugó con fuego, y se quemaron, y nos quemaron al resto de paso.
El ambiente pre Brexit no se ha recuperado y el éxodo de vuelta de muchos emigrantes europeos continua y continuará…para no volver.
Debemos mantener un ojo ante cualquier tipo de discriminación o cambio legislativo que impulsen para recortar derechos o dificultar la vida a los millones de ciudadanos de países de la UE y tener a nuestros gobiernos atentos ante cualquier ataque que podamos sufrir.
El Brexit acaba de empezar y conociendo la historia de Reino Unido y su arrogancia aislacionista seguirán hundiéndose más y más, y debemos ser firmes en denunciar cualquier agravio.
La vuelta al sentido común tendrá que esperar y muchas de las cupulas de partidos actuales deberán ser renovadas para lograr que analicen los datos pre y post Brexit para llegar a la conclusión de aquel “más vale tarde que nunca”, para rectificar y volver a acercarse de una u otra forma al bloque económico y (ex?) amigos que tienen a 33.3 kilómetros de distancia.