Que la figura del motor está altamente estigmatizada es algo consabido por estas partes del mundo. Sin ir más lejos, en el propio Jerez, multitud de vecinas y vecinos de la zona sur y otros enclaves de la ciudad sufren las gamberradas de cuatro descerebraos que se dedican a liarla haciendo diabluras con sus motos sin mostrar la más mínima conciencia ni con ellos mismos ni con el resto del vecindario.
Afortunadamente el mundo motero no es ese ni de lejos. Buena prueba de ello es la iniciativa llevada a cabo por el Club Los Viñis el pasado fin de semana en Jerez, gracias a la cual varias personas con diferentes grados de discapacidad visual han podido vivir por primera vez en algunos casos lo que se siente cuando se va sobre una moto de gran cilindrada. Una experiencia que se ha convertido en inolvidable para participantes y que ha sido posible gracias a la propuesta del propio club, la aceptación por parte de la ONCE y la colaboración de diferentes entidades y empresas privadas como el propio Ayuntamiento de Jerez, la Federación de Motoclubs, el Consejo del Motor o El Motorista, que ha cedido para la ocasión varios cascos tipo jet para que afiliados y afiliadas a la ONCE hayan podido sentir el aire cuando se va en moto.
La iniciativa consistió en un almuerzo de convivencia entre ambos colectivos, miembros de Los Viñis y personas con discapacidad visual, a la que siguió un recorrido por el centro de la ciudad, escoltados en todo momento por la Policía Local para evitar que el grupo se rompiera o surgiese cualquier tipo de contratiempo, para terminar en el Circuito de Jerez Ángel Nieto, lugar en el que pudieron visitar las instalaciones, dar una vuelta por el trazado o probar el simulador de velocidad con el objetivo de sentir lo más cercano posible las sensaciones que tienen los pilotos profesionales en una competición.
El agradecimiento y los momentos de emoción no faltaron tras la jornada. Personas de mediana edad no pudieron contener las lágrimas en reconocimiento a la tarea realizada por el voluntariado de Los Viñis, que también tardarán en olvidar un día en el que ayudaron a ser, si cabe, un poco más felices a personas de este colectivo.
En palabras de Lito, presidente del club motero, se ha tratado de una «jornada inolvidable; el disfrute de las personas afiliadas, sus palabras de agradecimiento y sus caras de felicidad son nuestra mayor satisfacción».
Tampoco faltó la adrenalina
Tras el consentimiento y la petición del propio grupo de personas con discapacidad visual participante, en el trazado del circuito las motos dieron un poco más de gas con el objetivo de que sus acompañantes sintieran la velocidad más de cerca. Un momento único que, según afirman tanto desde la ONCE como desde el propio motoclub, se espera repetir en futuras ocasiones. Y es que, con iniciativas de este tipo, queda claro que el mundo motero en Jerez dista mucho de hacer el gamberro por las avenidas de la ciudad. Una verdadera pena que no se usen los medios adecuados para mostrar esta parte más social del motero y un orgullo que colectivos del mundo de las dos ruedas lleven a cabo iniciativas como esta.